City Game Pop Express #1: Yakuza/Saka-Sama
Nos adentramos en el Lo-Fi Dream Pop Idol, reflexionamos sobre los lazos afectivos entre la saga Yakuza y los fans y recordamos el último disco que sacó Pizzicato Five hace justo veinte años.
¡Feliz año nuevo! Espero que hayan ido bien las navidades y que este año sea mejor que el 2020. En fin, como es el primer número oficial de la newsletter, quizá sea una buena idea volver a introducir qué es City Game Pop.
Esto es lo que os encontraréis cada dos miércoles:
City Game Pop Express
Lo que sería una newsletter tradicional y posiblemente la sección principal de esta nueva aventura. Habrán unas cuantas secciones fijas en cada “número” como:
Videojuego de la semana - Una reseña del videojuego al que haya terminado recientemente.
Album de la semana - Otra reseña, pero esta vez sobre el disco japonés al que esté enganchado en ese momento. No tiene que ser de nuevo cuño, pero intentaré que sea reciente.
Singles - Mini reseñas de uno o más singles que hayan aparecido en esa quincena.
Noticias destacadas - Un vistazo a la actualidad de la cultura pop japonesa
Tal día como hoy - Nunca está de más recordar una efeméride. En este caso investigaré qué era tendencia hace años en las listas de ventas de videojuegos, música o lo que se tercie.
También habrá un pequeño espacio de autobombo de mi blog y/o donde vaya publicando. Y durante los próximos días y semanas comprobaréis que esta newsletter no solo se compone una entrega quincenal, ya que habrán otro tipo de entregas complementarias que os invito a que las descubráis.
Empecemos.
Videojuego de la semana
Yakuza 6 [Sega]
Vale, salió hará unos cuatro años en Japón (y casi tres en occidente), pero hasta el año pasado no pude jugar a la saga entera “por culpa” de haber optado por Xbox 360 hace dos generaciones. Realmente no tenía pensado hablar de esta séptima entrega (sin contar spinoffs) pero me he visto obligado por un par de razones. Una es que en marzo estará disponible en Steam y Xbox. Y la otra es que necesitaba hablar de esta entrega porque me parece el Yakuza mejor parido del estudio a falta de probar el reciente Like a Dragon.
Una de tantas razones para pensar eso en mi caso es que, posiblemente, sea la entrega que más intenta recordar a Shenmue dentro de su idiosincrasia particular. No sé si es porque el desarrollo del juego coincidió con el anuncio de la tercera entrega de la saga de Yu Suzuki, pero señales hay unas cuantas. Desde el sonido de “aceptar” que se escucha al iniciar partida, hasta el pasear sin rumbo por las calles de Onomichi (y que recuerdan tanto a Yokosuka) mientras damos comida a gatos callejeros o bebemos latas de las máquinas expendedoras. “Me sentía en casa”, me dijo un fan de ambas sagas en Twitter al recordar a esta entrega. Sentimiento que comparto indudablemente.
Todo esta pátina a Shenmue se acentúa todavía más con el doblaje de todos los diálogos, siendo el único caso de la saga que apostó por esto. Además gran parte de la banda sonora también tiene ese muro de sonido tan característico de la obra de AM2 y que, hasta entonces, en la saga de Toshihiro Nagoshi no era tan perceptible. Las similitudes no se quedan solo ahí, cuando el tono de la historia y el objetivo principal no dejan de parecerse durante buena parte. En Shenmue buscábamos a los asesinos de nuestro padre, mientras que en Yakuza 6 hacemos lo propio pero para encontrar al padre del crío al que cuidamos y encontrar cualquier información sobre qué le ha pasado a “nuestra” Haruka, que después de tantas entregas el jugador siente un sentido de pertenencia hacia ella muy logrado (y que indudablemente el estudio buscaba).
Y esto último es lo que mejor hace Yakuza 6. No en vano es una entrega que se basa en las relaciones entre personajes, la paternidad y maternidad, lo que significa ser una familia y el sentirse parte importante de nuestro círculo íntimo. De hecho hay una perceptible necesidad de intimar con la gente, y no solo con las típicas hostess de Kamurocho, también por esa genial novedad donde el objetivo es conseguir ser aceptado por parroquianos de un bar al ahondar en sus preocupaciones añadiendo el concepto uchi-soto. Esto último es uno de tantos ejemplos de incentivar relaciones, ya que casi cualquier persona con la que nos cruzamos en Onomichi y Kamurocho, así como los minijuegos principales, aparecen para crear o recuperar lazos. Eso sí, también nos encontramos con casos de lazos afectivos que se necesitan cortar para el bien de una o ambas partes…
En Sega saben que el jugador que ya esté curtido en la saga tiene un lazo emocional hacia la mayoría de sus personajes, gracias al buen trabajo de entregas como Yakuza 3 (del que esta sexta entrega coge bastante prestado). Ese lazo, después de tantos años conociendo a sus gentes, viéndolos crecer y madurar, es obvio que existe.
Pero así como en otras entregas nos encontrábamos con una trama donde sus personajes estaban más difuminados por querer abarcar demasiado, en Yakuza 6 se vuelve a centrar acertadamente en un Kazuma Kiryu que ahora mismo está para pocas tonterías. Y es que sus lazos más íntimos y queridos, que también son los nuestros, se han visto envueltos en varios problemas que, si este hubiese estado presente, posiblemente se hubiesen evitado. Y con esa sensación del what if o de si otros personajes han hecho bien en optar por una vida de forma u otra, Yakuza 6 se apoya mucho argumentalmente.
Gracias a eso, y siendo la última entrega del arco, con un Kiryu casi hastiado y de vuelta de todo, casi que era obvio que el tono que desprende esta entrega sea la melancolía y lo que pudo ser. Después de tantos años, narrativamente, el tiempo no pasa en balde para nadie. Sus numerosos personajes han evolucionado y seguido con sus vidas. Y de esta morriña tiene mucha culpa los numerosos reencuentros que tiene Kiryu en esta entrega. Aunque a pesar de volver a ver caras conocidas, Yakuza 6 tiene además un claro tinte de despedida que a veces incluso llega a doler.
Curiosamente aún así, no sé si a sabiendas de que esto se acababa, he llegado a soltar carcajadas en varios puntos de la historia y de lo que se cuentan en las secundarias. Por supuesto, muchas veces ha sido por ver a Kiryu metido en las situaciones cómicas que tanto nos gustan de Yakuza, pero incluso en la trama principal se ven momentos de mucho humor. Acertaría seguramente si dijese que es una de las entregas donde Kiryu llega a ser más feliz, a pesar de todo lo que pasa. No hay mas que jugar un rato a este cierre de saga para escucharle a menudo reírse a carcajadas, algo que no recuerdo que haya hecho mucho en otras entregas.
Más allá de algunos problemas (está algo recortado en opciones respecto a otras entregas) y aciertos (cuenta con un notable elenco de actores japoneses) que no me parecen muy importantes hablar de ellos, quiero acabar diciendo que nunca pensé que una entrega de Yakuza fuese el primer videojuego que me afectara tanto emocionalmente al pasar un tiempo en “su mundo”. No solo porque estaba con la idea de ver el final del Dragón de Dojima, es que nunca hubiese creído que estaría con un nudo en la garganta y los ojos llorosos durante buena parte de Yakuza 6. Por ende, está claro que ese lazo afectivo hacia sus gentes y lugares existe en mí, como le pasará a buena parte de la gente que ha disfrutado con la saga Yakuza y esta entrega en concreto.
Y es que ¿Qué hay más afectivo y familiar que sentirte en tu casa?
Disco recomendado
kimi ga ichiban kakkoi jan de Saka-Sama. [Trash Up!! Records]
Canción top: “Heavenly Blue~Zutto hata ni itai~” | Escucha el disco entero en Spotify
Como todo, cada género mainstream tiene su contrapartida “indie” o que no se termina de ajustar a lo que está establecido dentro de ese nicho. En el mundo idol, tan arraigado e influyente en Japón, no es una excepción. De hecho siempre han existido ciertas “ovejas descarriadas” que, posiblemente, al no estar en discográficas major, optan por un tipo de sonido que no se ajusta a lo que el público conoce como ser una idol de éxito. Aún así se siguen debiendo a los fans en el sentido de que, si formas parte de un grupo idol, tienes que ajustarte a unas reglas que pueden ir desde cumplir cierta edad y tener que salir de la formación o hacer lo posible por no tener pareja. Principalmente para complacer a su público.
Todo esto que acabo de apuntar encaja, como tantos otros ejemplos, con Saka-Sama, una formación que se autodenomina como “Lo-Fi Dream Pop Idol” y que ahora mismo es un dúo porque muchas de sus componentes fueron despedidas por incumplir normas o se “graduaron” (llegaron a ser siete componentes). Tampoco forman parte de una discográfica major y no tienen, ni mucho menos, un sonido mainstream que esté en la órbita de otras formaciones como AKB 48 y similares.
Que kimi ga ichiban kakkoi jan sea un disco doble, ya se sale de la norma de la industria japonesa. Aunque bien es cierto que muchos temas no dejan de ser regrabaciones o previamente editadas de forma limitada por el grupo, también cuenta con varios temas y covers inéditos y que realmente no dejan indiferente a nadie si nos centramos en su sonido. La razón de ello es que, a pesar de que Saka-Sama se autodenomine como un grupo shoegazer en esencia o contracultural (su discográfica alardea de ello), en este trabajo se nota un inconmensurable omnivorismo musical que llama poderosamente la atención en un grupo idol.
No en vano, en sus 28 canciones se pueden encontrar exponentes de drum & bass, dream pop (aquí con la colaboración de la banda Boris en la canción que destaco), technopop , new wave/post punk, psicodelia sixties, country e incluso se atreven con la exótica. Y lo mejor es que, a pesar de toda esta vorágine de estilos en sus numerosas canciones, el sello idol es omnipresente. Lo cual quiere decir que kimi ga ichiban kakkoi jan no deja de ser un pastiche que puede parecer extraño, excéntrico y no muy interesante a priori. Pero no, realmente todo sale a pedir de boca. No os voy a engañar, la propuesta de Saka-Sama no es nueva, pero cuando algo sale bien en estos tiempos, es digno de elogio.
Singles
Canciones destacadas de discos recientes
“Dance” de Keiichi Sokabe [Rose Records]
Después de un año bastante ajetreado para el componente de Sunny Day Service (disco a principios de año con dicho grupo y uno en directo más dos singles en solitario), Sokabe nos ha decidido obsequiar el día navidad con un nuevo LP. Loveless Love (que así se llama el disco) es larguísimo, con canciones como Sometime In Tokyo City que llegan a durar hasta quince minutos.
A pesar de que el single llamado Dance siga por los derroteros de lo que podríamos llamar City Pop, en el disco también nos encontramos con canciones hip-hop, electrónica lo-fi en incluso se llega a abusar del vocoder. Sokabe siempre es bienvenido en City Game Pop. Y más cuando ha sabido reinventarse tan bien como ha hecho.
Escucha Loveless Love en Spotify.
Makka ni somatta Christmas de Seiko Oomori (Avex)
Uno de los trabajos más notables del pasado mes de diciembre fue el que sacó la ya veterana y excéntrica Seiko Oomori. Qué pena que su estilo vocal histriónico nunca me haya convencido, lo que ha hecho que muchos hagamos un esfuerzo en seguir su carrera por un prometedor inicio (y una portada) que nos hizo creer que era una suerte de Shiina Ringo de un mundo paralelo si esta última no se hubiese desviado hacia las mood songs lustros atrás.
Pero eso no quiere decir que no tenga un estilo propio y cierto talento que “engancha”. De hecho, tengo que reconocer que este single (que habla sobre plantar minas terrestres para que explotemos de “amor” en navidad), y su último disco en general, me ha parecido el trabajo más solido de los ya siete editados por Oomori.
Escucha Kintsugi en Spotify.
Girls (live) de Takagi Masakatsu [¿Autoeditado?]
Esta bella canción ya tiene unos cuantos años. Pero al editarse hará un mes un recital de este artista audiovisual y músico tremendo (ojito a su proyecto Marginalia), me ha parecido buena excusa ponerlo en este primer número de la newsletter. El videoclip que salió en su día también era genial. En fin, música muy agradable que suele componer el de Kioto.
Escucha Marginalia (Live at Risuru Hall, Tokyo, 2018) en Spotify.
Noticias
Un pequeño vistazo a la actualidad de la cultura pop japonesa
La noche de año nuevo se celebró, como siempre desde hace 71 años, el Kohaku Uta Gassen que se emite en la NHK. Un amigo de Twitter lo ha subido por Jpopsuki, así que si queréis ver a gente como Seiko Matsuda, Tokyo Jihen, Perfume, Yumi Matsutoya, entre unas cuantas decenas más, ya sabéis dónde encontrarlo.
Uno de esos grupos que actuaron, la famosísima boyband Arashi (que reconozco que siempre he detestado), anunciaron pocas horas antes de dicha gala que se separaban. En el Kohaku Uta Gassen interpretaron un medley de varios de sus éxitos (que eran muchos, es una formación que ha vendido más de 50 millones de copias).
Para rizar el rizo, Arashi ha sido el grupo que más ventas combinadas ha tenido este año (y por novena vez en su historia) según las listas anuales del Oricon del que se hacen eco en Arama Japan. Por otra parte se ha acabado con el reinado de los últimos años de las AKB48 y similares en la lista de singles físicos al arrebatarle ese sitio SixTONES & Snow Man. Tiene más mérito que encima este haya sido con un lanzamiento de debut y vender 1,5 millones de copias físicas. Con el auge de la música en streaming desde hace unos años, hay más categorías interesantes que os invito que lo averigüéis en Arama.
En materia de videojuegos, siempre me parece interesante saber las ambiciones de los creativos y desarrolladores nipones para el año nuevo, como suelen hacer en revistas y webs como Famitsu y 4Gamer. En Gematsu han puesto la lista completa de ambas. Por resaltar unas cuantas parece que por fin Project Re Fantasy, el nuevo proyecto de Katsura Hashino (Atlus), se anunciará de manera definitiva este año y que los responsables de Nier van a hacer que la saga siga en boga. Lo que me ha dejado descolocado es lo que dice Yu Suzuki. Ha elegido como palabras clave shooting/RPG y tiene como ambición “secuela” y “luchas cara a cara”. Sospechoso cuanto menos…
Ah, y Konami llenándose los bolsillos de dinero con Momotaro Densetsu Showa, Heisei, Reiwa mo Teiban! en Japón. Ya lleva más de un millón y medio de copias vendidas y encabezando el top desde hace semanas. En Konami no sacaban juegos, decían.
Tal día como hoy en 2001
“Ça et la du Japon” de Pizzicato Five [columbia*readymade]
Posición más alta en la semana de su lanzamiento en el Oricon: 44º - Escúchalo en Youtube
Hace ya veinte años, en concreto el día uno de enero del 2001, Pizzicato Five lanzó Ça et la du Japon, el que sería su último disco y, posiblemente, el más desconocido al no haberse editado en occidente como sus anteriores trabajos. No solo fue el final casi “por la puerta de atrás” de la banda (no funcionó en ventas), también cuenta con muchas posiciones enfrentadas por parte de los entendidos. De hecho muchos dicen que es el peor disco del ya por aquel entonces dúo, pensamiento que no comparto. Y razones voy a dar unas cuantas.
Siempre he pensado que el motivo principal de la sensación agridulce de este trabajo para mucha gente es que es que Maki Nomiya, la mítica cantante desde 1991 de Pizzicato Five, aparece en contadas ocasiones por alguna extraña razón. Lo cual esto significa que una parte reconocible del sonido del dúo no esté muy presente. Por otra parte reconozco que…vale, posiblemente en este LP están algunas de las peores canciones del grupo (ojito con la canción de los nombres de los Pokémon o ese mambo llamado America Dewa). Pero por otro lado creo que acertaron con el enfoque cool japan paródico al adoptar la estética sixties nipona de la época de los juegos olímpicos de Tokyo 64, así como las tendencias musicales de esa década. Dicho de otro modo, no consideraría que este grupo tenga un disco perfecto, ya que todos han adolecido y acertado en algo.
Además este trabajo salió en una época en el que el Shibuya kei no era lo mismo que una década atrás. Keigo Oyamada ya inició una especie de reconversión de este estilo con Fantasma en el año 1997, mientras que otros artistas viraron hacia otro tipo de música alejada a lo que hacían anteriormente. Por eso, que Ça et la du Japon se centrase en los sonidos populares de allí (tradicionales o de nuevo cuño) y reformulándolos como hacen con el himno nacional japonés, no era una mala idea después de la sobredosis de tanta adopción de “lo occidental” por parte del grupo en los últimos años.
De hecho casi podríamos decir que se trata de un disco de agradecimiento o de estar en deuda con Japón y a los nombres propios que han hecho que el país se reconozca fuera de sus fronteras. Mismamente Fashion People trata este tema al mencionar en sus versos a personalidades japonesas que se han conocido en occidente como Takeshi Kitano, Nagisa Oshima, Yoko Ono, Rei Kawakubo y unos cuantos más. Y por otro lado tenemos a occidentales, como Sparks, Clementine (una francesa afincada en Japón hace décadas y protegida de Konishi Yasuharu) o un cantante francés “gainsbourgiano” llamado Bertrand Burgalat que aparecen en varios temas cantando sobre un país que también les atrae de alguna manera u otra, además de ser la representación física de las influencias extranjeras en la cultura nipona y, en concreto, del Shibuya kei. Es básicamente un disco que actúa como carta de amor hacia el país y su cultura popular. Y en ese sentido Ça et la du Japon funciona muy bien.
Aunque creo recordar que Pizzicato Five anunció su disolución meses después de la salida de Ça et la du Japon (concretamente en el número de abril de la revista Marquee), el sentimiento que se denota es de estar asistiendo a una fiesta de despedida. No paran de sucederse invitados (aparte de los mencionados en el párrafo anterior) como Ken Yokoyama (de Crazy Ken Band), el mítico Shigeru Matsuzake o Izumi Yukimura (una de las leyendas de la música japonesa de posguerra), cantando temas relacionados sobre el país pero sin hacerle ascos al sonido de fuera.
Un disco genial que básicamente recoge, de manera particular, la cultura popular japonesa de las últimas décadas y que hizo que Pizzicato Five existiese durante década y media juntándolas con parte de la música occidental. O dicho de otro modo, Ça et la du Japon es uno de los exponentes perfectos sobre la simbiosis entre oriente y occidente, como lo fue el Shibuya kei y este mítico grupo. No en vano el disco termina con una versión bossa nova del tema AIUEO (愛餓を) de Happy End, en el que la citada Clementine recita/canta el silabario japonés. Simbiosis cultural pura y dura que pocos han hecho tan elegantemente.
Autobombo
City Game Pop es solo una de las ventanas donde me podéis encontrar. En cada newsletter, si he publicado algo en otros medios, lo mencionaré por aquí.
Diciembre suele ser un mes tranquilo en cuando a publicación de textos. Entre las vacaciones y que es la época idónea de publicar tops anuales, poco margen hay para otro tipo entradas. Aún así, a principios de dicho mes publiqué un artículo sobre la imagen de la Yakuza en la cultura pop nipona para AcchiKei, uno de mis hogares en webs culturales y que ya tardáis en leer sus artículos y apoyar su Patreon. Por otra parte analicé Puyo Puyo Tetris 2 y elegí como el mejor juego del año a 13 Sentinels: Aegis Rim en Akihabara Blues (también tardáis en jugar a ambos).
Y poco más, más allá de una nueva entrega del podcast de música japonesa que hago y el mini-resumen de lo que he consumido este año en mi Medium. Este mes parece que va a ser tranquilito, sabiendo además que el contenido de la newsletter ya lo tengo prácticamente cubierto con el contenido que tenía pensado para estas semanas. Así que pronto los tendréis en vuestros buzones (aviso que es bastante material).
Imagen de la semana
He aquí la típica postal de felicitación de año nuevo por parte de Vanillaware, en la que nos desean un 2021 que nos aleje de las plagas. A ver si surte efecto.
Y eso es todo lo que ha dado de sí el número uno de City Game Pop Express y espero que os haya gustado. El próximo saldrá puntualmente el día 20 de enero. Si lo veis conveniente no dudéis en compartirlo. Para cualquier cosa, me podéis encontrar en Twitter o podéis comentar en la web.
¡Nos vemos!